viernes, 8 de julio de 2016

Raúl Gorrín: Trabajar en procura de la eficiencia empresarial


Hay muchas personas que confunden la eficiencia con la eficacia, y por lo general utilizan los dos términos como si tuvieran el mismo significado. Es bueno aclarar que la eficiencia no es lo mismo que eficacia, en virtud de que mientras la segunda procura solo el logro de los objetivos y metas, la primera busca lo mismo pero valiéndose del uso mínimo de recursos.

Tenemos, entonces, que la eficacia sólo tiene que ver con el fin, mientras que eficiencia toma en cuenta los medios.

Como dijimos ya, se puede ser eficaz sin ser eficiente.
Ahora bien, en el orden empresarial, es imperativo el logro de la eficiencia si se quiere alcanzar la excelencia. 

¿Cómo se alcanza? Pues teniendo en cuenta algunos factores, en primer lugar, a las personas. No se puede pasar por encima de ellas por el solo hecho de querer alcanzar unos objetivos a costa de lo que sea.

Se debe potenciar un modelo empresarial en el que las interacciones que se producen entre los miembros de la organización, se sustenten en la confianza. Esto debe ser un motor de toda institución.

Es preciso mantener el compromiso con y de las personas, sobre todo en aquellos negocios en los que el capital humano es fundamental.

Hay que garantizar dentro de las organizaciones se definan perfectamente los roles de cada quien, el establecimiento de funciones es primordial, así como el fomento de la colaboración y la gestión y promoción del talento.


Todos estos aspectos deben estar contemplados en cada área de la empresa o emprendimiento, vigilando la rigurosidad de su cumplimiento.

La mayor productividad de toda empresa está dada por el mejor aprovechamiento del tiempo, la mayor calidad de la actividad realizada y la eficiencia positiva.

La eficiencia empresarial tiene como sustento el rendimiento y la productividad, factores que sólo se alcanzan cuando se adoptan buenas decisiones y se cumple el trabajo de manera rigurosa. Esto necesita de compromiso colectivo.

La eficiencia es opuesta a la improvisación y a la suerte. El azar no tiene cabida. Requiere, por el contrario de profesionales competentes, una cultura de empresa sostenible, pensamiento unificado y buenos hábitos laborales y disciplina. 

Una empresa eficiente se caracteriza porque crea valor y por la generación de riqueza; define claramente sus objetivos y metas; es sistemática en la aplicación de los procesos y sistemas; por la preocupación por solucionar los problemas de la clientela; por diseñar planes de desarrollo permanentemente; por su efectiva motivación laboral; por la promoción del talento.


Ahora, una vez alcanzada la eficiencia, la empresa debe trabajar por permanecer en esta escala y, obviamente, seguir creciendo.


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