Por Raúl
Gorrín. Para triunfar en el mundo empresarial se requiere de un
liderazgo con cualidad extraordinaria. La capacidad de organizar, dirigir
e inspirar a otros dentro de una organización equivale a la columna vertebral
para que se logren los propósitos en los negocios.
Los
líderes son los verdaderos agentes de cambio. Son los que sueñan y
proponen pero sobre todo, son los que llevan las ideas a la realidad.
Pero ellos reconocen que no lo pueden hacer solos y que necesitan de los demás
para lograr sus objetivos y los de las personas que representan. Su
capacidad y su talento para transmitir su mensaje e incitar a otros a que se
unan a su causa, es lo que determina la habilidad para liderar que esa persona
posee. Los líderes son triunfadores.
De acuerdo
a la publicación eworker las 10 características de los líderes empresariales
son las siguientes:
Carisma: la habilidad natural para atraer y
seducir personas es muy necesaria en un líder. Un líder con carisma permite
ganarse al equipo de trabajo y que estos saquen lo mejor de sí mismos para el
beneficio de la empresa. El carisma te hace único y atractivo para los demás;
aprende a sacar partido de ello. El líder siempre sobresale por encima del
resto.
Organizativo: obviando la parte de que debe tener
un conocimiento profundo sobre la empresa, el líder tiene que saber manejar y
organizar los recursos que tiene a su disposición. Deberá tener todo bajo
control y estar atento a futuros conflictos que puedan surgir y tener buena
capacidad de reacción así como de resolución de problemas.
Visionario: no se trata únicamente de tener una
buena idea sino de que esta sea única y encima poder llevarla a cabo. Todo
líder se caracteriza por su visión a largo plazo, por adelantarse a los
problemas, por detectar oportunidades que sólo él ve, por estar en constante
búsqueda de la perfección y de ir siempre por delante.
Comunicador: el líder tiene que ser un buen
orador para transmitir de manera acertada sus pensamientos con el resto del
equipo. Esta habilidad le va a permitir “vender” sus ideas de manera sugerente
y persuasiva. Si no se es capaz de hacer comprender el mensaje de forma clara,
entonces el mensaje deja de tener sentido.
Entusiasta: muy relacionada con la anterior ya
que debe saber transmitir todo este entusiasmo al resto de personas para que
crean en él y que perciban el mensaje del líder como una meta positiva tanto
para ellos como para la organización. Tiene que conseguir que todo el equipo le
siga y remen en la misma dirección.
Resolutivo: el líder quiere resultados ya que
al fin y al cabo es lo más importante. Y los quiere rápido. Debe poner solución
a los problemas que vayan surgiendo de manera inmediata y efectiva. Toma
decisiones, es valiente y no se esconde ante sus posibles consecuencias.
Disciplina: el líder basa su éxito en su
capacidad de liderazgo y en el arte de la convicción, pero en ocasiones tiene
que saber imponer su autoridad cuando la situación lo requiere. Es comprensivo
sí, pero no es blando ni se empequeñece ante los problemas. Debe saber
transmitir la exigencia no sólo a su equipo de trabajo sino también a sí mismo.
Creativo: todo liderazgo debe rebosar
creatividad para proponer soluciones innovadoras. El líder tiene que ser
atrevido y poder ver situaciones desde nuevas perspectivas. Un líder creativo
es capaz de fomentar ideas novedosas y enfrentarse a los riesgos que estas
puedan generar.
Negociador: un buen líder es un gran negociador
que trata con clientes, empleados, proveedores etc. Sabe venderse muy bien él y
sus ideas a través de la persuasión y la convicción ya que presenta sus
argumentos de forma que consigue ganarse la atención de la otra parte.
Honesto: la última pero no menos importante.
La honestidad es un valor ético que debe estar presente en cualquier persona
con liderazgo. Si el equipo detecta esta honestidad, comprenderá que están
delante de un líder que no les va a dejar en mitad del camino y tendrá su
confianza ganada.
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