Por Raúl
Gorrín. Hablar de outsourcing es hablar de subcontratación o tercerización.
Consiste en la contratación de los servicios de otra empresa que se encargue de
cubrir un aspecto distinto al que desarrollamos en nuestro negocio.
Se recurre
al outsourcing cuando en una empresa no se quiere usar tiempo y personal para
que realice un servicio muy específico que sólo equivaldría a distraer a la
compañía del objetivo de su gestión. Se toma la decisión al concluir que
dedicar tiempo a la contratación del personal necesario para cubrir el área que
se requiere y entrenarlo, no representaría un valor agregado al trabajo propio
y sólo equivaldría a mermar la producción.
El outsourcing contribuye con la
rentabilidad, pues reduce los costos que le generaría el tener que invertir
tiempo y personal en cubrir el área por la que se subcontrata a un tercero.
Igualmente,
el outsourcing contribuye al aumento
de los recursos humanos, pues al contratar a otra empresa para que cubra
aspectos de la nuestra, se incrementan, aunque sea de manera indirecta, los
recursos humanos, lo cual se traduce en crecimiento.
Si el
cubrir el aspecto por el cual se subcontrata involucra el uso de tecnología,
también esta se verá incrementada —aunque igualmente de manera indirecta— en
los procesos propios.
Con la
subcontratación se aumentan también los niveles de eficiencia de la empresa.
Existen
dos tipos de outsourcing de acuerdo
a su implementación: El outsourcing offshore relativo a la contratación de una
empresa más allá de las fronteras del país asiento de la compañía que contrata,
algo a lo que se recurre con frecuencia debido al bajo costo de la mano de obra
en otras latitudes.
También
está el outsourcing de impresión,
que se da cuando una empresa imprime demasiados documentos, por lo que
corresponderá a la empresa subcontratada diseñar una estrategia para bajar el
costo de las referidas impresiones.
Obviamente,
no siempre todo es bueno, por lo que entre las desventajas del outsourcing se
encuentran los la elevación inesperada de los costos, es decir, una
circunstancia que puede llegar a ocurrir, contraria al objetivo inicial de la
subcontratación. Lejos de reducir costos, estos se ven incrementados de manera
inexplicable.
También
ocurre que el personal de la empresa subcontratada no desarrolle vínculos con
la empresa que contrata y se esté en presencia de un personal desmotivado y sin
compromiso con los objetivos de la compañía que recurre a ellos.
El outsourcing cuenta con una mala
reputación puesto que en muchas ocasiones ha sido utilizado para la desviación
de fondos que provienen de fuentes ilegales.
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