sábado, 4 de marzo de 2017

Trabajadores alineados con la cultura empresarial



Por Raúl Gorrín.- Al país que fueres haz lo que vieres, dice el refrán popular y le sobra razón.
Quien llega a una empresa debe asumir las políticas de la misma y adaptarse a ellas, a menos que le estén contratando para cambiarlas y establecer nuevos lineamientos en la organización.

La cultura empresarial marca pautas que los trabajadores deben seguir, alinearse con ella, abordar los procesos de la manera que esta los tiene establecidos y relacionarse con la clientela de acuerdo a las pautas que estén marcadas.

Para las empresas, es importante que sus trabajadores se amolden a dicha cultura empresarial y de hecho es una de las exigencias que suelen hacer, pero esto no significa que el empleado deba abandonar sus propias convicciones para asumir como suyas las de la organización.

Es decir, se trata de alinearse no de alienarse a la cultura empresarial.

Hablamos de trabajo en conjunto para alcanzar los objetivos y metas de la organización, que todos luchen por hacer de la empresa una organización competitiva y rentable, no de asumir una conducta sumisa. La crítica interna debe ser bienvenida siempre que sea constructiva, igualmente el trabajador debe mantener una actividad proactiva que lo impulse a hacer propuestas y aportes.

Identificarse con la organización no debe confundirse con anularse como individuo.

La cultura empresarial no debe convertirse en un dogma de fe, sino ser permeable. La organización debe contar con oídos dispuesto a escuchar observaciones, eso también es parte del desarrollo y crecimiento empresarial.

No siempre la visión de la directiva es la más apropiada. No pocas veces lo decidido en cónclave ejecutivo no se adapta a la realidad que los trabajadores viven día a día.

 Y es que la de los trabajadores debe ser tenida en cuenta por los jefes, quienes deben estar dispuestos a atender sus planteamientos y propuestas.

Corresponde a los cuadros intermedios asumir una actitud de vocería que facilite la comunicación entre la alta gerencia y el personal obrero y técnico.

Debe haber empatía, disposición al diálogo para que la cultura empresarial verdaderamente responda a la realidad y auténticas necesidades de la organización.

La cultura empresarial no puede convertirse en motivo de discordia sino de entendimiento.

La alta directiva y los trabajadores deben empujar en un mismo sentido, pero que esa dirección sea producto del acuerdo colectivo.



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