Raúl Gorrín.- Quienquiera que hubiera planteado algo
semejante en una organización hace unos años podría haber sido tomado por no menos
que un auténtico loco.
¡Vacaciones ilimitadas, habrase visto!
Pues, aunque no lo crea, son una realidad y cada vez más
empresas se lanzan al ruedo con esta modalidad de incentivo laboral que, según
todo indica, está dando excelentes resultados que se traducen en fidelización
de los trabajadores, más productividad y rentabilidad.
Este concepto surgió en los Estados Unidos donde este
sistema se ha venido instituyendo con miras a “hacer felices” a los
trabajadores. Se trata de incentivo laboral que utilizan empleadores que
piensan que la flexibilidad es más rentable y por ello se pronuncian a favor de
esta política que se sustenta en la confianza.
El ejemplo que más se conoce es el de Netflix, que la pone
en práctica desde 2004. Allí los empleados toman las vacaciones que quieren y
tienen la libertad de decidir cuándo presentarse a trabajar y cuándo tener el
día libre. Una libertad que también tienen para decidir cuánto tiempo dedican a
un proyecto que deben entregar en determinada fecha.
Y no les debe ir muy mal con esto de las vacaciones
ilimitadas si vemos que la empresa cuenta con un mercado de 51 mil millones de
dólares.
Ojo, la política de vacaciones ilimitadas no debe
confundirse con falta de disciplina ni carencia de responsabilidad.
Es imprescindible que en la empresa en la que se instaure
este sistema, los empleados mantengan una permanente comunicación con sus jefes.
Además, en virtud de la confianza depositada en ellos, la organización espera la
excelencia como respuesta.
Y lo de la alta calidad está tan claro en Netflix que
quienes apenas exhiben un buen desempeño, simplemente son despedidos.
Para las empresas que tienen esta política de vacaciones
ilimitadas lo fundamental no es el tiempo que los empleados pasan en sus
escritorios, sino los resultados de su trabajo.
La autonomía que se deposita en los empleados es respondida
con efectividad, alta calidad y mucha responsabilidad. Los trabajadores se
enfocan más en su labor y son más productivos.
Con este sistema se desdibuja el concepto de horas extras,
pues las personas trabajan cuando hay necesidad de hacerlo sin importar
horarios o el lugar donde se desarrolle la labor.
Contrario a lo que se cree, las empresas comprueban que los
empleados sólo toman los descansos que son absolutamente necesarios.
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