Por Raúl Gorrín. Desde esta semana los delegados de los principales países del mundo se empezaron a juntar en la diminuta población suiza de Davos para asistir al Foro Económico Mundial donde se discutirán y se le dará la bienvenida oficial a los nuevos paradigmas de la nueva era industrial.
Durante la inauguración, uno de los temas preferidos de conversación fue el libro escrito por el profesor alemán y creador de dicho foro, Klaus Schwab. Este académico proclamó el inicio de la cuarta revolución industrial, que incluye la telefonía móvil inteligente, la computación en la nube y el cambio estructural en el diseño y la manufactura que representa la impresión en tercera dimensión, al igual que la irrupción del Internet de las cosas.
El internet de las cosas consiste en la conectividad de todo tipo de aparatos, desde electrodomésticos y automóviles, pasando por la ropa que usamos. El cálculo es que para el 2025 habrá vinculados al ciberespacio cerca de un billón de aditamentos que entregarán información en tiempo real sobre gustos individuales o colectivos.
Al mismo tiempo, la tendencia hacia la automatización parece inevitable. El número de robots va en aumento e incluye variados expresiones como los drones y las aeronaves no tripuladas cuyas aplicaciones son múltiples.
Junto a las posibilidades que ofrece el futuro, también llegan los riesgos. Schwab cita a dos investigadores de la Universidad de Oxford según los cuales casi la mitad de los empleos en Estados Unidos se encuentran en riesgo de ser sustituidos por las máquinas.
En general, las oportunidades estarán en sectores en donde el conocimiento y la capacidad creativa tienen un rol, mientras que aquellas labores repetitivas o manuales son las que están en mayor peligro.
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