Por Raúl Gorrín.- Entre la
diversidad de enfoques de la psicología positiva se destaca el estudio del
funcionamiento óptimo de las personas en el contexto laboral como una variable
para propiciar empleados a gusto y felices; al mismo tiempo ayuda a identifica
potencialidades en el ser humano para desempeñar cargos empresariales como los
es el caso de los directivos.
Ocupar el cargo de gerente empresarial, como
para cualquier otro puesto, se requiere unas determinadas habilidades. Para desempeñar de manera eficaz las funciones
directivas, necesitarás descubrir, en primer lugar, cuáles son estas
habilidades gerenciales y, en segundo, reflexionar sobre las habilidades
propias. Sólo así podrás averiguar si efectivamente posees las destrezas
necesarias para convertirte en director.
Sólo aquellas personas que realmente se
conocen, podrán analizar qué habilidades poseen, valorar en qué grado e
identificar cuáles necesita potenciar o desarrollar para poder mejorar como
director.
Sin embargo, en este análisis debes ser
realista y sólo así podrás alcanzar tus objetivos laborales y ayudar a la
empresa a crecer y avanzar.
El enfoque
positivista identifica las habilidades más valoradas en un directivo el conocimiento de métodos, estrategias y técnicas de gestión, es una
habilidad indispensable para la gestión de empresas, sin embargo, no es la
única que se te exigirá. Cada vez cobra más importancia otro tipo de destrezas,
en las que la personalidad y sus competencias ponen en juego sus conocimientos
son básicos.
La lista de habilidades deseables es larga y
extensa. No obstante, algunas de las cualidades más valoradas, tanto por los
empresarios e inversores como por los trabajadores, para ejercer como gerentes
empresariales son:
· capacidad de liderazgo, de negociación, comunicación, escucha,
organización, gestión de talento, del tiempo, del riesgo, innovación, empatía,
análisis y capacidad para toma de decisiones.
·
Autopercepción
El auto conocimiento, o conocimiento que cada
persona posee de sí mismo, es un proceso lento, pero clave en el desarrollo
personal y, por lo tanto, también en el profesional. Gracias a él, la persona
se reconoce como un ser único, con unas características y cualidades
propias, positivas o negativas, que le diferencian de los demás.
Las personas con una elevada autoestima pueden
tener un conocimiento real y honesto sobre sí mismo, sin embargo, también
pueden tener una percepción irreal que les lleve a pensar que son candidatos
idóneos para determinados puestos, cuando en realidad no es así.
Por otro lado, las personas con una baja
autoestima, suelen negar y esconder sus verdaderas habilidades y no dejan
desarrollar todo el potencial que poseen lo cual es un fuerte obstáculo para su
desempeño laboral.
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