Por Raúl Gorrín.- La felicidad, ja, ja, ja. ¡Una maravilla!,
definitivamente es bueno sentirse feliz.
Pero, ¿por qué no puede lograrlo?
Pues porque sencillamente no lo ha decidido.
Muchas personas, de manera consciente o inconsciente, eligen
sufrir, sentirse tristes, ser infelices.
Una de las cosas que generalmente les impide a las personas
dejar la actitud negativa y decidirse por la felicidad es porque sienten miedo
por los cambios.
Asumir el papel de víctimas para muchos resulta más cómodo
que asumir la necesidad de transformar su vida para así dejar atrás las
circunstancias que le general infelicidad.
Igualmente, la baja autoestima impide a las personas tomar
conciencia para de esa manera tomar determinaciones que lo ayuden a superar los
inconvenientes y enfrentar aquello que lo afecta y lo deprime.
Por el contrario, quienes se aman a sí mismos, quienes se
respetan, no aceptan bajo ninguna circunstancia aquello que le hace daño,
estiman como intolerable la falta de consideración por parte de los demás para
con ellas. No admiten el abuso físico ni psicológico. Se niegan a convertirse
en víctimas.
Para ser feliz es vital dejar de lado los perjuicios, las
creencias limitantes aprendidas en el seno familiar o social. El sacrificio no
es una opción aceptable. El compromiso es vivir con tranquilidad y dignidad y
para ello se requiere coraje para enfrentarse a lo que le impide lograrlo.
Limitarse es un gran error que impide la felicidad. No
hablamos, por supuesto, de pasarle por encima a valores fundamentales del ser
humano, sino por el contrario, afianzarse en ellos para poder alcanzarlos,
internalizarlos y asumirlos.
Deseche la palabra “pero” como muletilla a todo deseo.
El “pero” es un camino directo a la tristeza.
No le ponga límites a su imaginación, permítase ser creativo
e innovador. Luego vendrán las ponderaciones y el análisis objetivo de las
circunstancia. El estar consciente de la realidad no debe impedirle soñar.
Así, que comience por brindarse atención a usted mismo antes
que a los demás y las circunstancias de su entorno.
Luego, decídase a ser feliz.
Reiteramos, es una decisión.
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