sábado, 4 de febrero de 2017

El coach: nos motiva a buscar el éxito personal y profesional



Por Raúl Gorrín.- Aunque aparentemente el coach sea un oficio que surgió hace apenas unas décadas, lo cierto es que sus orígenes nos remiten a las primeras sociedades, cuando los miembros más experimentados de una cultura se encargaban de la formación y la capacitación de los que se iniciaban en el conocimiento del mundo.

Muchos de nosotros pensamos que los coach son psicólogos que han dejado su consulta para ejercer su profesión en empresas y otras instituciones. Creemos que no existe una gran diferencia entre las dos profesiones. Sin embargo, dichas diferencias no sólo existen, sino que, al mismo tiempo, marcan el carácter mismo del coaching, cuyo principal objetivo es motivar a sus participantes y sacar lo mejor de ellos en el plano individual o profesional.

Mientras que un psicólogo se ocupa de las emociones y de la salud afectiva y mental, a veces incluso desde un enfoque clínico. Busca las causas de los problemas y realiza una radiografía genérica del estado de las personas. Aunque comparten varias cosas, al coaching sólo le interesan elementos puntuales de esa radiografía, como por ejemplo la autoestima y el nivel de motivación, entre otros. ¿Pero en qué nos ayuda un coach?

En el plano práctico, es un observador activo. Su labor consiste en cuestionarnos, interrogarnos y buscar las causas de una situación o estado de ánimo, aunque evitando sacar conclusiones por su cuenta. Seremos nosotros mismos quienes lo hagamos y a través de un proceso dinámico entre las dos partes. Se encarga de mostrarnos el camino.

Otras de sus principales funciones se pueden es que también nos ayuda a fijar metas individuales o profesionales. El coach no dice lo que debemos hacer o no. Simplemente, nos da pistas sobre el camino más adecuado que debemos seguir en cada caso. No hay jerarquías ni él es la autoridad.

Nos proporciona un enfoque claro. Tomando como referencia las expectativas de cada uno de nosotros en el proceso de coaching, que nos ayudará a descubrir el enfoque profesional o individual. Nos convierte en mejor persona. La motivación es la herramienta más empleada por un coach para identifiquemos las fortalezas que tenemos como personas y, a partir de ahí, alcancemos sus metas en cualquier otro campo.

Fomenta el aprendizaje continuo. El coach sabe que todo es un proceso. El aprendizaje nunca termina, sea del tipo que sea. Nos motiva a descubrir nuevas habilidades. Cuando la relación entre el coach y nosotros alcanza cierto grado de compenetración, es posible incluso que el ejercicio sirva para descubrir una habilidad, talento o destreza de esa personalidad que hasta el momento había permanecido oculta en nosotros.


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