Por
Raúl Gorrín.- Mi transitar en el ramo de empresas aseguradoras me llevó a
pensar en, qué habría sido de ellas si el testimonio de mis clientes, no
hubiese sido el esperado por ellos.
La
competencia en el mercado asegurador es fuerte y creciente, sin embargo, cuando
un cliente está complacido, no hay competencia que valga, porque la
preocupación como empresa va mucho más allá de ofrecerles el mejor servicio.
Una vez
constituidos como empresa, conocer sobre los requerimientos de los clientes, el
producto que ofrecemos y cómo los hace sentir ante tantos elementos ofrecidos
por otras aseguradoras, es darse cuenta que hemos avanzado a pasos agigantados.
Un
elemento fundamental, por su puesto, nuestro cliente. Nadie nos debe decir que
cada día son más exigentes, discriminan, evalúan ofertas y productos. Ante
ello, las herramientas que debemos ofrecerles son:
la
confiabilidad, durabilidad, facilidad de mantenimiento, facilidad de uso, marca
confiable, precios justos, entre otros aspectos.
Me
atrevería a citar lo siguiente “para lograr la satisfacción del cliente una
empresa tiene que ofrecer calidad en sus bienes y servicios, donde la calidad
signifique clientes complacidos, actitud que va más allá de simplemente
protegerlos contra las molestias”.
Es
evidente, la empresa debe medir la satisfacción del cliente en todo momento.
No hay
una encuesta para medirlo, por lo menos , no aplicable en mi gestión.
Aprendí
que, la organización debe identificar qué le comunicamos al comprador, con qué
nos lo ganamos, para ello necesitamos medir sus expectativas, percepciones que
tiene de nuestra empresa y ofrecerle, lo mejor de lo mejor.
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