martes, 11 de abril de 2017

¡Atención! Psicología positiva no es igual que pensamiento positivo





Por Raúl Gorrín.- En esta entrega queremos hacernos eco de la advertencia que Dwayne Allen Thomas, abogado y maestro en Psicología Positiva Aplicada egresado de la Universidad de Pensilvania hace sobre la tendencia a confundir el pensamiento positivo con la psicología positiva.
Thomas recuerda que antes de la segunda guerra mundial, la psicología tenía tres objetivos, a saber, curar las enfermedades mentales, cultivar el talento y hacer que la vida de las personas fuera más satisfactoria y productiva. 

Pero el tratamiento de enfermedades mentales dejó de ser el objetivo fundamental cuando a finales del siglo 20 surge la psicología positiva con el fin de convertirse en la “ciencia de las fortalezas humanas”, centrando su trabajo ya no en curar sino en prevenir los males de la mente humana mediante el cultivo de las fortalezas. 

Ya en este siglo, la psicología positiva se enfila a la búsqueda de la promoción del potencial humano hasta llegar a la actualidad cuando esta ciencia se vale del método científico para estudiar los factores que contribuyen al bienestar humano.

Desde siempre el hombre ha estado preocupado por el bienestar, un ejemplo es Aristóteles quien alertaba que una cosa era está feliz y otra era sentirse feliz. En este mismo esquema, Seligman manifestó que la ausencia de enfermedad mental no necesariamente equivalía a la presencia de bienestar mental.

Así, llegamos a lo que es objeto de este escrito y referimos entonces que la psicología positiva no debe confundirse con todo eso que ahora se pregona a través de los libros de auto-ayuda. 

Los estudios reflejan que los resultados positivos no se limitan a estímulos positivos. 

Un ejemplo es que el miedo y la rabia propician la atención selectiva.

Otro ejemplo es el caso del concepto de crecimiento post-traumático el cual se define como un cambio positivo derivado de un evento traumático.

Así tenemos que no necesariamente demasiado de algo malo resulta igualmnente en algo también malo. 

La excesiva confianza, por ejemplo, puede derivar en arrogancia.

De tal manera, es errática la creencia de que el pensamiento positivo es suficiente para formar  parte de la psicología positiva. No es correcto mezclar auto ayuda con la psicología positiva. 

Eso sí, Dwayne Allen Thomas también advierte que la psicología positiva ha sido algunas veces malentendida como el estudio de una forma superficial hedónica de la felicidad.



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