Por Raúl Gorrín.- Parte de la estrategia hacia el éxito de
su empresa es que usted experimente una evolución que lo lleve de ser el
emprendedor-fundador-propietario de su organización y se convierta en el Chief Executive Officer, CEO, o, hablando
en perfecto castellano, en el director ejecutivo de su negocio.
No es un simple juego de palabras, el asunto va más allá y
apunta hacia el cambio de conducta.
Esa transformación que debe operar en su comportamiento debe
ir acompañado de un viraje de mentalidad que lo catapulte a una mejor manera de
dirigir su empresa o emprendimiento.
Es que el CEO es aquel directivo que se concentra en la
planificación, la estrategia y la supervisión, mientras que el
emprendedor-fundador-propietario es el individuo con pretensiones de hombre
orquesta que quiere llevar a cabo, personalmente las tareas producción,
distribución, mercadeo, ventas, etc., etc., etc.
No dudamos que lo pueda hacer dada toda esa vitalidad y
entusiasmo con que ha iniciado su negocio, pero, ¿cuánto tiempo cree que pueda
soportar ese trajín diario? ¿O es que cree que el nivel de sus fuerzas y
resistencia siempre estará en el tope?
Le aseguramos que no.
¿No le parece que si su empresa cuenta con 90 empleados
ellos deberían asumir parte de las tareas que usted pretende hacer todo el
tiempo?
Es insólito que usted tenga que decidir y firmar la orden
para la compra de material de oficina.
Suele creer el emprendedor-fundador-propietario que actúa de
esta manera, que los equipos que le acompañan en el área de mercadeo, ventas,
producción o distribución, para ser fieles a los cargos descritos
anteriormente, son débiles y no cubren sus expectativas. Si es así, lo
pertinente es que evalué y tome decisiones.
Sin embargo y sin temor a equivocarnos, en la mayoría de los
casos esto se debe al miedo a delegar que invade al emprendedor por la falta de
confianza de su equipo de trabajo. Esto es insostenible.
Se impone, es urgente, el cambio de mentalidad de
emprendedor-fundador a CEO o director ejecutivo, una actitud que lo llevará a
confiar en su equipo de líderes y a delegar en ellos el conjunto de decisiones
que por definición de cargo le corresponde ejecutar.
¿Cómo lograrlo?
Pues, en primer lugar valore su tiempo.
Mida cuánto dinero pierde decidiendo asuntos como la compra
de insumos o escribiendo los post del blog de su empresa, o definiendo el
diseño del uniforme del equipo secretarial.
Ese tiempo, querido amigo, debería dedicarlo al diseño de
planes y estrategias de expansión de su organización, por ejemplo.
No haga, maneje.
La ejecución de tareas es asunto de su personal. Asumir la
posición de CEO o director ejecutivo debe llevarlo a dedicarse a alinear a su
equipo gerencial en procura de las directrices que usted establezca junto con
ellos. Usted debe limitarse a manejar el quién, qué y cuándo, no el cómo de los
asuntos de su organización.
Conviértase en el jefe.
Asuma su papel de máximo líder. Usted es la cabeza del
negocio, no el cuerpo ejecutor. El grupo de líderes que le acompañan serán los
encargados de hacer realidad los lineamientos que usted establezca. Su trabajo
es de guía.
Visita también:
SÍGUEME..
No hay comentarios:
Publicar un comentario